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El ex canciller de Bachelet compite para ser el próximo presidente del PPD. Dice que el partido debe volver a hablar de crecimiento y de seguridad, banderas que entregó a la derecha; que tiene diferencias significativas con el Partido Comunista y plantea que en Venezuela hoy “no existe el Estado de derecho”.

Junto con el cargo que dejó el 11 de marzo, Heraldo Muñoz entregó el departamento que ocupó los últimos cuatro años en el barrio El Golf. Tenía más de 300 metros cuadrados –como Canciller le era útil para recibir personalidades de otros países y cultivar lazos de Estado– y solamente el arriendo costaba dos millones de pesos. A eso había que sumar los gastos comunes. En su calidad de ex ministro, y sin ingresos, se mudó de vuelta a un departamento de 130 metros que compró cinco años atrás en la calle Benjamín. Muchas de las obras de arte que tenía, las tuvo que prestar o guardar en una bodega. De lo que no se desprendió fue de su colección de libros dedicados por su amiga Yoko Ono.

“Tenía ofertas para hacer conferencias con honorarios en el extranjero y de unirme a una consultora sobre análisis de países de Latinoamérica. Estaba en negociación también con dos universidades de EE.UU. para hacer clases por períodos cortos, en Harvard y California del Sur”, cuenta.

-¿Por qué optó por ser candidato a presidente del PPD?

-Suspendí todo porque varios dirigentes del partido me plantearon que yo era la opción ideal para liderar y renovar el partido en esta difícil etapa. Mi respuesta inicial fue que no. Esa conversación se filtró, y empecé a recibir comunicaciones de militantes de base que estaban por irse del partido o estaban inactivos, diciéndome que si yo era el candidato ellos se reactivarían. De repente me encontré en Batuco a las 9 de la noche, en la parcela de un concejal amigo que había reunido cerca de cien personas interesadas en que yo postulara y les planteé cuáles eran mis ideas para renovar el PPD. Les dije que lo central es volver a discutir propuestas, ideas cercanas con la gente y sus anhelos, y dejar de lado la dinámica de grupos, lotes o tendencias centradas en el acceso al poder, a las cuales yo nunca he pertenecido…

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Cómo conoció a Yoko Ono

En 1999, Ricardo Lagos le encargó a su asesor Heraldo Muñoz, viajar a Argentina para convencer a Yoko Ono –a través de un contacto español– de venir a Chile por primera vez. En el viaje, Muñoz no solo la invitó, sino que se hicieron amigos. “Hubo química con Yoko, que es una persona muy reservada, que no hace grandes amistades, pero enganchamos”, cuenta. Su gestión fue efectiva: la convenció de visitar el país para darle una dimensión cultural a la campaña presidencial de Lagos, y para exponer un año más tarde su obra en el Museo de Arte Moderno chileno.

En cada viaje a Nueva York, Heraldo la visitaba en su departamento en el famoso Dakota: “Espectacular, porque uno entra y en la primera sala está el piano blanco de John Lennon que ella le regaló, tiene además un sarcófago egipcio, obras de arte maravillosas”. La viuda de John Lennon se convirtió en una persona muy cercana a toda la familia Muñoz Quick. “Nos invitó varias veces a tomar once con mi mujer, Pamela, y mi hija Paloma. Y cuando estuvo acá en Chile la primera vez, conoció al primer pololo de mi hija y me dijo: ‘Él no es para ella’. Y efectivamente esa relación duró muy poco; así que Yoko, además, tiene buena intuición”, cuenta.

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“Algunas cosas creo que se hicieron tarde, por ejemplo, el proyecto de ley sobre migración”.

“Girardi crea polémica, pero reflexiona sobre temas fundamentales y ha tenido una evolución que yo admiro”.

“El Frente Amplio hoy lo que hace es reunir inteligentemente a lo que convocaba antes el PPD, a distintas variantes de la izquierda, el liberalismo y el progresismo, con una plataforma común”.

Fuente: Revista Capital

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